miércoles, 10 de setiembre de 2008

El centro de refugiados y el ministerio de la instrucción pública

Aquí hay otra foto (mejor) del jardín, con toda la gente que vino. De la izquierda: hombre desconocido, Megan, yo, Trina, Sam, Anjali y Brukab.



Ya escribí un poquito sobre la enfermedad de la directora el lunes. Todavía no sabemos mucho, pero hoy ella va otra vez al médico para aprender más sobre lo que pasó. Ayer tuvimos que ir a un centro para refugiados políticos sin ella. Nos preocupamos de perdernos en ruta, pero encontramos el centro sin problema. Después de llegar, un hombre que trabaja allí nos contó sobre el centro y nos dio tareas para hacer. El centro es sólo para hombres y la mayoría es de Afganistán como resultado de la guerra allí. Abrió hace una semana, y es un lugar donde los refugiados vienen para desayunar, afeitarse, mirar la tele o películas, dormir, leer, pasar el tiempo con amigos, o jugar ping-pong, ajedréz, o futbolín (fútbol de mesa). A veces hay clases de inglés o italiano también. La ley italiano no permite que refugiados políticos trabajen, pues es difícil ganar dinero para vivir, y tienen problemas a veces con la policía por “holgazanear” y cosas así. Sin embargo, el centro sólo está abierto de las 10 de la mañana hasta las 4 de la tarde.


La tarea mía ayer fue dar afeitadoras y espuma a los refugiados que las querían. Me aburrió un poquito, porque había mucho tiempo cuando nadie venía. Cuando alguien sí venía, le preguntó en inglés (me parace más hablado que el italiano) y con las manos si quisieran una afeitadora. Si no, tuvimos que encontrar una manera de comunicar qué quería. Muchos hablaban inglés, pues no fue un gran problema. Los que no, fue más difícil. También fue difícil decir “no” a algunas pedidas por las reglas del centro, porque fue más difícul explicar por qué no podía darles lo que querían. Después de un rato, encontré a otra persona para hacer la tarea y fui para circular y hablar con ellos. Hablé con algunos. Sus historias fueron tristes, pero intentaban mantenerse feliz. Un hombre me explicó lo que él quería así: “Yo quiero una vida buena y feliz, pero no sólo para mí. En mi lenguaje, tenemos el dicho que ‘Si una flor florece, no es la primavera. Todas las flores necesitan florecer para tener la primavera.’” Me parece un sentimiento bonito.


Más tarde, fuimos al Ministerio de la Instrucción Pública para hablar con algunos funcionarios del gobierno. Fue intimidante pero fascinante a la vez. Aprendé bastante sobre la posición del gobierno con respeto a los estudiantes que son inmigrantes o hijos de inmigrantes, y sobre el el sistema educativa aquí en general. En algunas maneras es una política de no o poco intervención, pero este año es “El año del diálogo intercultural.”


Hoy, mi tarea en el centro fue dar te a los refugiados. Después, jugué futbolín por un rato. Gané un juego y perdí el otro. Luego, dibujé un poco y transformé los dibujos a grullas de papel. Algunos hombres me preguntaron qué fue, e intentó explicar el simbolismo. No hablaron tanto inglés, pero creo que entendieron el punto básico de lo que dije. Después, hice una carta para la directora con la clase mía y jugué el futbolín más. Jugué ping-pong con un hombre también; no soy buena, pero nos divertimos.


Más tarde vamos a hablar con un novelista que escribió sobre los inmigrantes en Italia. Su novela va a aparecer en inglés el octubre (no sé sobre el español) y se llama “de las civilizaciones sobre un en Piazza Vittorio.” La Piazza Vittorio es el marcado con muchos inmigrantes del cual escribió en los correos electrónicos, y es donde fuimos para entrevistar a inmigrantes antes.



Hasta pronto...

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